Les voy a contar las historias de tres actores que en los últimos días tuvieron gran protagonismo con el cambio en la ley de alquileres:
Por un lado, está Francisco, propietario que da en alquiler un departamento de 2 ambientes; presentado así, suena como un hombre de dinero; pero Francisco, el ya jubilado de 78 años, quien trabajo toda su vida como mecánico, logro comprar el departamento hace muchos años con unos ahorros y parte de una herencia de sus padre, la cual había sido repartida ente varios hermanos.
Por otro lado, la inquilina, ella se llama Betina, de 36 años, quien vive con su hija de 15 años, la cual estudia en el secundario. Betina tiene estudios terciarios, trabaja en el centro. Obviamente alquila, no porque le gusta, sino porque no califica con sus ingresos para poder tomar un crédito hipotecario.
Por último, el villano visto por la sociedad, la inmobiliaria. Este villano tiene una oficina igual al 90% de las inmobiliarias de la Ciudad de Buenos Aires, trabajan solos, o con un empleado, en locales o departamentos que no superan los 40 m2. Todos estudiamos y nos capacitados para poder dar el mejor servicio a los clientes. El villano vive de su honorarios, paga los impuestos, el alquiler, los útiles del colegio de sus hijos, etc. etc. al igual que cualquier otro argentino, y de repente desde hace un tiempo le recortaron parte de sus ingresos.
Hasta acá solamente se vio vulnerado el derecho del villano, pero esto no termina acá. Les voy a contar una pequeña historia.
En el departamento de Betina, la inquilina, “quien alquila ya desde hace varios años porque siempre llegó a un acuerdo con el propietario, con la intermediación de la inmobiliaria”, se rompió el calefón; Betina llamo al villano, la inmobiliaria, comentándole lo que le había sucedido; éste, la inmobiliaria, se comunicó con Francisco, el propietario, informándole de lo ocurrido; éste, Francisco, instruyo a la inmobiliaria para que rápidamente llame a Luis, el gasista/plomero, para que cambien el calefón comprado por Francisco.
Betina, paga $8500 de alquiler, Francisco con eso paga la prepaga del hospital, pero este mes se rompió el calefón y Francisco tuvo que pagar entre calefón, materiales y mano de obra un total de $13.500. Este mes y parte de noviembre a Francisco no le alcanza para poder pagar el hospital.
Señores Diputados, secretarios de Diputados, colaboradores de Diputados, Senadores, secretarios de Senadores, colaboradores de Senadores, Estado en general, porque no hacen algo para todos los argentinos, como por ejemplo lograr que Betina, la inquilina, deje de alquilar y pueda sacar un crédito hipotecario acorde a la realidad, hagan posible que Francisco tenga una buena jubilación, y dejen laburar a las inmobiliarias cobrando nuestros honorarios por el trabajo que hacemos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario